Arte en la Mesa

Le ves por la cristalera antes de que entre. Hoy no ha hecho reserva, no te sorprende… ya sabemos lo despistado que es, y sabemos dónde le gusta sentarse: “Geles, que viene Paco. Prepárale la mesa, anda.”

Todo sonrisas, primero se toma una caña en la barra. Descompresión. Su poquito de charla, su tapita…

Ya en su mesa – porque es su mesa -, acaricia distraídamente el mantel mientras ojea la carta. Miras cómo disfruta plácidamente cada bocado. ¡Como para no disfrutarlo – piensas -, si estas ollas de barro francés le dan al ragout un toque…!

Justo al final, cuando está desmenuzando el último trocito de pan y jugando con las migas, entra Lucía. Su hija, radiante, gritando entre saltitos, “¡Papaaaa! ¡Que he aprobado! ¡¡¡Que ya tengo la plaza!!!”.

Y venga de alegría, y venga de ja ja ja, y un café, y un brindis con cava para celebrarlo. El arte, éste arte, está en el día a día.