By Grupo Servitel
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El Grupo de restauración ha cerrado el 2020 con dos grandes inauguraciones, que de momento han tenido una gran aceptación, se trata de El Castizo de Velázquez y de La Fonda Lironda.
Sus nombres los delatan, pero su carta habla mucho más de la cultura gastronómica de la capital, de los platos y guisos más tradicionales y el carácter de una sociedad que convive y narra historias ocurridas en fondas y tabernas.
El Castizo de Velázquez
Tradicional y castizo, como no podía ser de otro modo, así se define este nuevo restaurante, al más puro estilo de las tabernas madrileñas, lugares cálidos y llenos de vida caracterizados por una decoración entre maderas y mármoles en mesas y barras. En el caso de El Castizo de Velázquez, un restaurante donde además encuentras frases y retratos de personajes históricos de la ciudad que completan su concepto.
Las chacinas, los embutidos y el “laterío fino” no pueden faltar en esta taberna, aunque también encontrarás opciones de mariscos como la gamba blanca de Isla Cristina, la gamba roja de garrucha, la coquina de Huelva o la almeja gallega. Sin perder de vista los guisos más deseados y castizos como el rabo de ternera estofado o el guiso casero de cuchara del día.
Además en El Castizo de Velazquez tienen mucha popularidad las medias raciones para compartir sin quedarte con ganas de probar nada. Para abrir boca proponen rabas de calamar, molletes y montados, oreja, callos o morro.
Una experiencia en definitiva completa que te transporta a una época dorada del buen comer con todo el carisma de las tabernas castizas, acogedoras, populares y disfrutonas.
La Fonda Lironda
Cuántas veces en películas y obras de teatro habremos visto escenas que transcurren en fondas, donde sus personajes satisfechos tras la comida se cobijaban en modestas habitaciones, mientras alrededor el resto de comensales observaban lo que ocurría en el lugar.
La Fonda Lironda es un espacio de contrastes que ha recreado en su decoración detalles típicos de un hotel, mientras existen elementos como su barra principal que recuerda a los años 20, con algún matiz de los años 60. Esta mezcla de épocas se hace presente en los diferentes ambientes del restaurante.
Esta Fonda es una evolución de las tradicionales, transformándose en un espacio casi teatral y con mucha personalidad. En su cocina también se percibe una evolución muy positiva de la cocina tradicional, sin que pierda su esencia y siempre sin dejar de ser una cocina honesta.
Las diferentes elaboraciones preparadas a las brasas de la parrilla son las grandes protagonistas. También hay sitio para opciones propias de un tapeo, como la omnipresente ensaladilla rusa o la burrata con tomates italianos secados al sol.
Sin duda, los platos fuertes son elaboraciones un poco más complejas, sin que se pierda en ningún momento el sabor de la materia prima. Podríamos hablar por ejemplo del solomillo hecho en la parrilla y terminado con un sofrito de ajos, guindilla, y vinagre de jerez, o el pollito picantón de las landas asado al carbón tras estar un día en salmuera líquida aromatizada con hierbas.
También hay sitio para los paladares más tradicionales con el entrecotte de vaca frisona con 40 días de maduración, y para aquellos que son dados a la cocina viajera, de esta opción destacamos el arroz de pulpo a la brasa y alcachofas servido en el interior de un queso curado.
Los clásicos siempre vuelven, y en los momentos actuales todos apostamos más que nunca por aquello que nos es familiar. Este 2021 volvemos a nuestro perfil más castizo.
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